Almorzando en la nieve.
De todos es conocido el papel tan
importante que juega la “motivación”, en los éxitos y fracasos deportivos.
En las actividades de montaña, no
podía ser menos. Así vemos como un escalador es capaz de aumentar su grado, con
buenas dosis de trabajo y motivación. O como, un senderista bien motivado, termina
una ruta con menos esfuerzo del que pensaba emplear.
Quien no ha escuchado alguna vez
eso de… “hoy no estoy inspirado…”.
La motivación en los niños es
fundamental. En ocasiones será la diferencia entre terminar la actividad bien,
o tener que abandonar a mitad camino. Lo que iba a ser una actividad
placentera, se convierte en un verdadero infierno.
No podemos pretender tratar a los
niños como si fueran adultos. Los niños aprenden jugando, y esa es la mejor
forma de motivarles.
Convirtamos nuestra ruta en un
juego.
Una buena manera, es inventar una
historia que tenga relación con el lugar y meternos en ella, y si eso implica
disfrazarse…. Pues nos disfrazamos (al final lo pasaremos genial y habremos
terminado la ruta).
Otras veces bastará con algo tan
simple como jugar a encontrar las marcas del GR o PR.
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